martes, 31 de diciembre de 2013

31/12/2013


Continuando con las reflexiones que me despierta el mirar las novelas coreanas que recientemente descubrí1, quiero hablar hoy de “City Hunter” (“시티헌터”),que terminé de ver ayer. Mucha acción con reminiscencias de Batman, incluído el contrapunto con el funcionario legalista casi a ultranza, y con toques de Bruce Lee. Presentarla de esta manera, sin embargo, aunque sintetiza bastante lo que puede esperarse en la línea argumental, no refleja la fuerza con que puede atrapar esta obra.
La historia ha sido repetida hasta más no poder en todos los tonos posibles, por lo que podría pensarse que no hay nada nuevo ni original para decir al respecto. Ésto es probablemente así; sin embargo, en vista que no decae el interés por el mensaje, parece interesante preguntarse por qué ocurre eso. Y probablemente la respuesta sea que tanto la problemática que plantean estas historias como los deseos de una solución que revitalice los valores de Justicia y Equidad sean universales e intemporales; valores a los que podríamos sumar cualidades relacionadas con la tenacidad, persistencia, sacrificio y deseos de efectividad dirigidos a realizar esos valores.
Además de estar bien escrita, bien actuada, con escenas de acción visualmente interesantes, el contexto en que se mueve City Hunter puede muy fácilmente percibirse como realista, o por lo menos como concordante con la percepción generalizada respecto de la corrupción de alto nivel. Lo que ocurre en lo que sería el tiempo actual de la historia uno bien podría imaginárselo en cualquier país; los hechos que la desencadenan, si bien a primera vista podrían parecer exagerados, tampoco sorprenden después de haber leído historia universal o, más modernamente, las investigaciones de Bamford sobre la NSA2 3 y las noticias mundiales.

Se trata de un tipo de historias que a la vez que reflejar problemáticas y búsquedas que parecen ser universales, también provocan un cuestionamiento de las propias creencias y valores, haciendo que uno se pregunte hasta qué punto pueden sostenerse esos valores.
Como persona formada en la búsqueda de la Justicia y habiendo podido ver de cerca el funcionamiento de algunas instituciones de gobierno, este último es un interrogante que me he hecho infinidad de veces, preguntándome si realmente es posbile luchar por realizar una sociedad más justa y equitativa sin caer en las mismas prácticas que se condenan.
La pregunta que se hace el fiscal en el último capítulo (o el penúltimo, ahora no recuerdo bien) sobre la efectividad comparativa de los métodos legales e ilegales -con la casi admisión de que sólo estos últimos pueden erradicar la corrupción o, en términos más generales, la delincuencia organizada-, o la aseveración del Presidente justificando el uso de sobornos para lograr la aprobación de una ley reclamada por todo el pueblo, son muy duras de enfrentar, porque tanto lo que el fiscal termina admitiendo como lo que el Presidente asegura flotan inexorablemente frente a nuestros ojos cada vez que nos hacemos la misma pregunta. Lo cual nos lleva a otra pregunta: si necesitamos recurrir a esos métodos, ¿no nos transformamos en lo mismo que tratamos de erradicar?
Quizás aquí también esté la respuesta de por qué, según otra percepción generalizada, las personas que podrían considerase más aptas suelen rehuir las funciones públicas, incapaces de enfrentar esa contradicción.
 
Quizás esa sea también la causa de la reiteración de estas temáticas, una necesidad de dar vida a la necesidad de cambio. Me gustaría como reflexión final citar aquí un par de frases atribuídas a Tarkovsky:
"... la crisis espiritual genera la necesidad de encontrarse a sí mismo. Es a través de ella que la curación puede producirse" y  que "La función del arte es modelar el alma humana haciéndola receptiva al bien. Una gran obra es multifacética e indefinida como la vida en sí misma. El autor no puede fiarse de que su obra haya sido entendida de una manera en particular y de acuerdo a su propia percepción de ella. Lo único que él puede hacer es presentar su propia imagen del mundo para que la gente pueda verla a través de sus ojos, y llenarse con sus sentimientos, dudas y pensamientos" (citado por la Lic. Ana Silvia Karacic en un artículo sobre la simbología de Tarkovsky)


1 Llamarlas telenovelas me resulta un poco difícil, es éste un concepto que despierta en mi mente matices tan degradantes que no quiero aplicarlos a estas series, aunque tengan tantos de los elementos que definen al género

4A título informativo, según Transparency Internacional, el nivel de corrupción percibido en la República de Corea del Sur es muchísimo menor que el percibido respecto de Argentina, rankeando Corea en el lugar número 46/177 de los países menos corrputos, mientras que Argentina rankea 106/177.

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