sábado, 19 de junio de 2010

Violencia en Bariloche



La muerte hace un par de días de un muchacho de 15 años a manos de la Policía desató una ola de violencia pocas veces vista en esta ciudad; con gritos de "asesinos" e imputaciones de "gatillo fácil", tuvimos dos días de enfrentamientos entre las fuerzas policiales y los vecinos de la zona donde ocurrió el hecho. Organizaciones sociales reclamando la remoción de los policías, una marcha desde los barrios "altos" de la ciudad hacia el Centro Cívico, quema de neumáticos, incendio de dependencias policiales (v. foto, gentileza "El Cordillerano"), persecuciones, destrozos, robos...
Otros reclaman, por el contrario, mano más dura con los delincuentes.
Lo cierto es que este hecho mostró una profunda división de la sociedad; un sector que podríamos identificar con la clase media, que viene sufriendo asaltos consecutivos y es víctima de la inseguridad general, felicitaba en voz baja al policía; otro sector, en el que encontrábamos tanto personas de las clases socioeconómicas más bajas como defensores de derechos humanos, lo tildaba de asesino y represor, aduciendo un caso más de discriminación y marginación; otro sector se hacía eco de esos reclamos, justificando la delincuencia en la exclusión social de que serían objeto sus actores.
Destrozos, enfrentamientos, inseguridad, temor, preocupación, dolor... un cúmulo de acciones y emociones que hacen una mezcla muy explosiva; cada uno expresa razones que estima válidas para su postura.
Pensemos por un momento en qué situación viviríamos si cada habitante tuviera que cuidar por sí mismo de sus efectos y de su persona, o de su familia - volveríamos a una situación de caos, en la que ninguna actividad productiva es posible, ni tan siquiera la más básica de todas, la generación de alimentos... Pero no más paralizante que el terror que puede sembrar una sociedad donde quienes tienen el monopolio de la fuerza pueden hacer y deshacer impunemente.
Hace mucho tiempo me preocupa ver el rumbo hacia donde va nuestra sociedad, rumbo que aparece cada vez más incierto. Por momentos me parece estar asistiendo a una reproducción de la caída del imperio romano, o a los prolegómenos de la Revolución Francesa; y me pregunto qué habrá sentido cada una de las personas a las que le tocó vivir esos momentos cuando veía que todo se desmoronaba y que nada de lo que había creído seguro hasta entonces ya lo era....

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